domingo, 20 de julio de 2008

Breve Historia de la Murga Rioplatense

Breve Historia de la Murga Rioplatense

La murga es tradicionalmente reconocida por ser una manifestación sociocultural rioplatense cuyos orígenes pueden remontarse a principios del 1900. Sin embargo y pese a los cambios y la evolución sociohistótica de la región, en la actualidad convive con diferentes manifestaciones artísticas y conserva su esencia contrahegemónica.

En este sentido, hay quienes dicen que La palabra murga parece tener su origen en España y que en 1906 se data el origen del género musical en Uruguay cuando llega un grupo de zarzuela. Luego se forma un grupo llamado “La gaditana”, que salían a la calle a cantar y “pasar la manga” debido a que no habían podido convocar la suficiente cantidad de público en sus funciones. Poco a poco, los grupos orientales populares lo transformaron en una inconfundible forma de hacer música, teatro y crítica social y política.

Este grupo uruguayo, va evolucionando junto a otros le agregan a sus manifestaciones artísticas elementos del candombe y diferentes elementos de ritmos afroamericanos, con bombos, platillos y redoblantes hacen que adquiera nueva sonoridad.

Al respecto de su influencia teatral, la murga tiene fuertes influencias del Carnaval de Venecia con sus máscaras y despliegues coloridos, la comedia del Arte y fue adoptando personajes como el Momo, Pierrot y Colmbina como símbolos distintivos del carnaval uruguayo, en común con los carnavales argentinos hasta mediados del siglo XX.

En cuanto a la forma que surge de la murga en Buenos Aires cabe decir que, al tratarse de una región y una cultura tan cercana y con tantos puntos en común con el Uruguay, se fue extendiendo en simultáneo por toda la Argentina. Sin embargo, subyacen algunas diferencias tales como que en Uruguay la puesta en escena es más teatral y es característico su canto, en la murga de Buenos Aires lo que la caracteriza y distingue es su baile. En un principio, las murgas argentinas tenían lugar en los tablados, que eran construcciones más o menos improvisadas en los distintos barrios, lo que daba cuenta de su esencia popular y humilde. Sin embargo, con los años, tanto las murgas como los tablados se fueron profesionalizando y comercializando.

Por otra parte, tal fue la influencia de la murga en la región que hasta bandas actuales retoman a la murga en sus producciones artísticas. Básicamente, la impronta denunciativa y protestante, así como también alegre y vivaz es retomada por solistas uruguayos como Jaime Roos y Canario Luna, bandas de rock uruguayas como La Vela Puerca y No Te Va Gustar, y las bandas argentinas, Bersuit Vergarabat y Karamelo Santo.

Algunas Letras:

Bersuit Vergarabat (En “La Argentinidad al palo”, 2004)

MURGA DE LA LIMOUSINE


Hay veinte crotos en la enorme limousine
ensardinados, van cantando porque sí
nadie comprende quien los trajo hasta aquí
por las calles de Miami es la gente más feliz
la caravana fue creciendo, es un festín
los Decadentes aportaron un misil
y hay un Guebara acá, ala vuelta, pa’ seguir
van cayendo los borrachos y ya pica la nariz
y, aunque esta rola no te suene a rock and roll inglés
yo te chamuyo mi lunfardo de revés
porque a este hielo hoy le pongo corazón
¡el velorio americano, que se banque esta explosión!
Joe Carolo nos otorga una mención
el 29 es el día de Bersuit
es muy graciosa semejante distinción
si, al final, quedas mirando rayas de televisor
mire, Mister Joe, ¡qué ironía!
estos van en limusina y no tienen para morfar
ahora se quedaron en la vía
persiguiendo a alguna mina
y... ¡ni hablemos de mojar!
justo esa noche el más croto se zarpó
volvió muy loco...¡ni las llaves embocó!
saltó la reja, y enganchándose el pantalón
rebotó en una palmera, y en pelotas se quedó
y, aunque esta rola no te suene a rock and roll inglés
yo te chamuyo mi lunfardo de revés
porque a este hielo hoy le pongo corazón
¡el velorio americano, que se banque esta explosión!

Karamelo Santo (En el disco “Haciendo Bulla”,2004)

LOS CANGREJOS (MURGA)


No somos estrella de mar,
Somos cangrejos de río,
Que llegan todos mojados,
Para atrás, contracorriente,
Dando tumbos en los caminos,
No somos estrellas de mar,
Somos cangrejos de río,
Que se juntan con cualquiera,
Que planean la epopeya,
Que tan solo paga amigos…
No somos estrellas de mar,
Somos la mansa llama…
Somos lo que quieramos!
Quieramos!
Quieramos!
Uh, mama ieh!
Salaque,salaque,salaque!
Los cangrejos sin desechos
Arriesgaron su pellejo,
A bailar como pendejo
Porque aquí nadie esta viejo,
Bailamos pironga
Al ritmo de milonga,
Y a veces en mandanga,
Colamos milanga…
Somos los santos que cantan
Un solo canto,
Enciendan todas las velas,
Así este río se envenena
Deja tu religión afuera…
Y ven súbe con la rebelde canción,
De la montaña hasta mar
Venimos solo para verte gozar,
Para verte bailar,
Así que a ver como te mueves
Con esta... mamá!



Murgas Uruguayas

ARAKA LA KANA



Falta y Resto



Murgas Argentinas

Murga de Boedo


Murga Los Kilmes




miércoles, 16 de julio de 2008

Relato de la intervención

La murga en la escuela

En el marco de las prácticas de intervención que plantea la cátedra Comunicación/Educación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP es preciso destacar diferentes cuestiones que hicieron a la particularidad de tales prácticas. Desde el lugar en el que se dieron, el grupo con el que se trabajó, cómo se llegó a la propuesta de intervención, cómo se materializó y en qué me modificó a mí como comunicadora social.

En primer lugar, es indispensable aclarar que el espacio de prácticas asignado por la cátedra fue la Escuela Primaria Básica N°66, ubicada en 117 entre 40 y 41. Allí se asienta desde 1933, en pleno corazón del llamado Barrio Hipódromo. En este barrio habita una moderada cantidad de habitantes, además del recinto hípico, una importante cantidad de studs, y, a escasos 100 metros del colegio, el Bingo de la ciudad. De este modo, la zona pareciera configurase en torno al mercado del juego. Se trata de un barrio típico platense, con una población de clase media empobrecida que aún intenta aferrarse a sus antiguas marcas de pertenencia, hoy casi invisibilizadas ante la pauperización social.

Sin embargo, pese a estar ubicada en Barrio Hipódromo, los alumnos que concurren a clases no pertencen a este barrio. Algunos provienen de Barrio Aeropuerto, Villa Elvira, Olmos, Berisso, entre otros. Además de esta, son varias las particularidades de la escuela. En primer lugar se trata de un colegio que cuenta con una matrícula de alrededor de 170 chicos, lo cual hace que los cursos sean reducidos: También, es preciso aclarar que cursan una jornada de doble escolaridad de ocho horas; asimismo, desayunan, almuerzan y meriendan en el establecimiento.

En cuanto al grupo de chicos, de entre 9 y 11 años que cursaban el cuarto año, con que nos encontramos en la práctica hay diferentes aspectos para destacar. En primer lugar, pese a ser un grupo reducido, formado por chicos que provienen de diferentes barrios y considerando que muchos de ellos son nuevos en la escuela fue impactante la fuerte identidad de grupo con la que contaban. En segundo lugar, otra cuestión que nos despertó la atención fue el echo de que, si bien se trataba de un grupo sin graves problemas de conducta o expresiones de falta de respeto entre sí, les costara escucharse a sí mismos y se manifestaran más a través del cuerpo que verbalemtente. Es decir, notamos ciertas dificultades para verbalizar atravesamientos propios de las formas de vida de los chicos.

En función de potenciar esa identidad grupal y favorecer a la verbalización de lo que se dice con el cuerpo es que pensamos en una intervención que se relacione de alguna manera con sus gustos y les permita expresarse. De esta forma, indagamos en ellos sobre sus gustos y un día nos recibieron con una murga improvisada con bancos y mesas que hacían las veces de bombos y redoblantes. En ese momentos supimos que lo que ellos nos pedían es que trabajáramos en conjunto para materializar algún tipo de manifestación artística en la que se sientan identificados y cómodos como grupo.

En este sentido, la práctica fue enriquecedora en la medida en que nos aproximábamos más al universo vocabular de los chicos y también en la medida en que entablábamos una relación de construcción colectiva donde cada cual aportaba su granito de arena. Fue así que, en un ambiente en el que ellos mismos habían puesto reglas de convivencia (como por ejemplo: no pegarse, escuchar al otro, levantar la mano para hablar, no insultarse, etc) que pudimos construir la letra de la canción que los identifica a ellos como chicos del barrio.

Por otra parte, como comunicadora me dio la pauta de que es posible establecer unos lazos de confianza y entrar en los juegos del lenguaje y de poder en los que se manejan los chicos. También me hizo reflexionar sobre la importancia de una escucha activa y atenta a lo que ese otro me está diciendo y tal vez me quiere decir pero le cuesta verbalizarlo. Asimismo, la importancia del juego para el trabajo con chicos tan pequeños y tan diferentes a lo que en otras prácticas he vivido.

Particularmente, había llegado con una serie de prejuicios que se fueron borrando en la medida en que se profundizaba el reconocimiento del grupo. De esta forma, lo que pensaba antes de llegar al colegio era que me resultaría muy difícil trabajar con nenes tan pequeños y en un colegio en el que cursan ocho horas seguidas, sumado a las noticias sobre violencia escolar y a la primera impresión de abandono y miedo que me había provocado la primer visita a la escuela, me hacía pensar en un panorama un tanto desalentador.

Sin embargo, me quedo con la satisfacción de haber podido relacionarme con esos chicos de una forma amena, sincera y desde una perspectiva de respeto y compromiso. Lo cual posibilitó una práctica muy productiva y estimulante para las dos partes. Así como también el tendido de lazos de identificación fuertes con el grupo, de tal modo que nos esperaban por hora y por minuto, nos saludaban desde el micro y siempre se mostraron alegres y afectuosos con nosotros.

Entre tanto, cabe resaltar la importancia de la perspectiva de educación desde la comunicación que estuvo presente en tal práctica. En este sentido es preciso considerar que “Comunicación/Educación significan un territorio común, tejido por un estar en ese lugar con otros, configurados por memorias, por luchas, por proyectos. Significan el reconocimiento del otro en la trama del “nos-otros”. Significa un encuentro y reconstrucción permanente de sentidos, de núcleos arquetípicos, de utopías, transidos por un magma que llamamos cultura.”[1].

En este sentido también es importante resaltar el rol que tuvo la comunicación en el proceso de intervención. En este caso cuando hablamos de proceso, hablamos de un momento de producción en conjunto y esto remite a la idea de iniciar un proceso esta relacionada con un “hacer colectivo” o sea “hacer entre todos y desde todos”.En este punto la comunicación nos permite relacionarnos, encontrarnos, acercarnos, compartir, enredarnos.

Cuando nos comunicamos ponemos en común, construimos con otros. La comunicación es un herramienta fundamental para la construcción y fortalecimiento de la redes de relaciones, porque facilita el diálogo social, la puesta en común de saberes, la articulación de acciones y proyectos en conjunto y la posibilidad de acuerdos entre las distintas personas que lo involucran.

La comunicación nos sirve para generar diálogos y fortalecernos como individuos, como comunidad generando espacios para participar, construir, aportar, compartir.

Compartir implica acuerdo y entendimiento. Aceptar las diferencias, para que se produzca el encuentro en los puntos en común que nos preocupan, que deseamos resolver, que buscamos modificar, que nos movilizan.

Por otra parte, intervenir desde la comunicación/educación implica estar abierto a las demandas del otro y lo que el otro me pueda decir, a lo que podemos construir en conjunto complementando a través del diálogo de saberes para la transformación de la realidad.




[1] Huergo, Jorge. "Comunicación y Educación: aproximaciones"




Ensayo La murga…. Mucho más que ruido

La murga…. Mucho más que ruido

Cuando pensamos en manifestaciones contrahegemónicas es posible que lo primero que asome en nuestras mentes sea algo relacionado con la murga como forma de manifestación sociocultural y su mismo tiempo, como un modo de protesta social.

En tanto, la murga resulta un fenómeno interesante para abarcarlo desde diferentes perspectivas. En este sentido, me interesa abarcar la murga desde su dimensión simbólica en tanto está atravesada por diferentes sentidos y prácticas que la constituyen como tal. Asimismo, es interesante entender que se trata de una manifestación de la cultura popular y para esto es preciso dilucidar qué es una cultura popular y por qué es considerada contrahegemónica.

No obstante, también me resulta atractivo indagar en la dimensión de los lazos de poder que atraviesan a la murga como práctica sociocultural y como forma de protesta social. Es decir, por qué se constituye como una manifestación artística de la protesta de un grupo social subordinado.

Por otro lado, dentro del análisis de la murga como fenómeno contrahegemónico me interesa indagar en cuáles son las identidades que se plasman en este tipo de manifestaciones socioculturales. De esta forma, es preciso definir qué es identidad y qué tipo de identidades confluyen en la murga. A su vez, qué particularidades rodean al universo de estructuras estructuradas y estructurantes presentes en los participantes de este fenómeno sociocultural.

Por último, me resulta atractivo indagar respecto de cuáles son las miradas del mundo que tienen lugar en la murga. Es decir, realizar una aproximación a aquello que la murga permite verbalizar respecto de un universo vocabular determinado.

Cuando hablamos de murga y de manifestaciones de cultura popular es preciso entender por un lado qué es la murga, qué es una cultura popular y por qué la murga como manifestación de la cultura popular es contrahegemónica. Para aclarar estas cuestiones me resulta útil citar la visión de Néstor García Canclini[1]. Desde la perspectiva de este autor, las culturas populares se definen en función de la desigualdad en la apropiación de los bienes económicos y culturales por parte de una nación o de un grupo social por parte de sus sectores subalternos. Asimismo, por la comprensión, reproducción y transformación de las condiciones generales y propias de trabajo y vida. Es decir, en función de su habitus. De esto se desprende que las culturas populares son el resultado de una apropiación desigual, en las que algunos sectores son hegemónicos, y otros, los populares, son subalternos respecto de los bienes económicos y culturales de una organización social dada, una nación, una etnia, un grupo social.

En esta perspectiva, García Canclini considera que las culturas populares son contrahegemónicas en la medida en que se oponen a las prácticas y concepciones hegemónicas. Además, considera que los representantes de una cultura o una manifestación de la cultura popular se identifican plenamente con ella y mantienen una postura crítica respecto de otras manifestaciones hegemónicas.

De esta forma, cuando el autor se refiere a lo contrahegemónico lo define en función de lo que Gramsci plantea como hegemonía. Tal es así que el autor entiende a la hegemonía como la capacidad de dirección política que supone la capacidad de interpretar y representar los intereses de los grupos afines y aliados y la de crear en torno de sí una unidad., o al menos una convergencia ideológico-cultural, generadora de legitimación y consenso. Es por lo tanto, un hecho político, moral y cultural que pone en juego una visión de mundo. En todo caso, si la visión del mundo impartida desde el lugar del poderoso es compartida por los sectores subordinados se habla de hegemonía. No obstante, lo contrahegemónico sería aquella visión de mundo opuesta a la impartida desde el lugar del poderoso.

Por otra parte, resultaría interesante agregar lo que para Jorge Huergo, en relación a una dimensión comunicacional y educativa que rodea a las prácticas sociales (que como prácticas también son educativas) y pensando en los discursos sociales respecto de la educación, él nos comenta que “Los discursos de Sarmiento y de Taborda se constituyen en dos tradiciones constitutivas de la articulación entre lo educativo, lo cultural y lo político; no tanto por representar una construcción orgánica tal articulación, sino más bien por los proyectos generales y las notas indiciarias particulares de cada uno de ellos, referidos a aquella articulación. Esas características serán resignificadas y rearticuladas en los discursos específicos del campo político-educativo como tal y, también, del campo político-cultural. Nos encontramos frente a dos tipos de formaciones discursivas: una hegemónica y la otra alternativa, ambas haciéndose, tramándose, rearticulándose como tradicionales; y en este sentido, ambas son tradiciones residual”[2]. En esta perspectiva, los autores nos remiten a pensar en la forma en que se realiza la apropiación de los diferentes discursos y esto remite a su vez, a pensar en que esa apropiación puede ser desigual para diversos sectores y actores sociales. Es decir, pensando en la perspectiva de la función interpelativa del discurso, éste puede proveer una identificación con los modelos que se plantean y, por consiguiente una reafirmación de los valores y visiones de mundo que se plantean, o una lectura crítica que permita la transformación de tal visión.

En este sentido, es posible decir que la murga se desprende de una cultura popular en la medida en que surge en la zona del rioplatense como forma de manifestación social y artística de los sectores marginados por la sociedad de la época de fines del siglo XIX . En tanto, en la actualidad conviven con nosotros murgas en diferentes zonas del país y particularmente en la zona de Capital Federal y Conurbano bonaerense, que representan a sectores sociales también marginados de alguna manera, cuya forma de expresión artística es a través de la murga como antístesis y oposición a la música pop, rock actual. De esta manera, el sentido que se le da a la murga se basa en la forma de vida que atraviesa la comunidad que tal grupo murguero representa. Es decir, no se trata solamente de una forma de contrastar con manifestaciones artísticas hegemónicas sino de dar cuenta de los atravesamientos propios del grupo social al que representan, de su identidad, de su pertenencia social.

Asimismo, teniendo en cuenta los orígenes y las particularidades de la murga es preciso dar cuenta de por qué es contra hegemónico. En este sentido, remitiéndonos a la “historia” de la murga es posible decir que, aunque histioriográficamente no pueda establecerse con precisión el origen de "La murga", siguiendo la escasa y dispersa bibliografía existente, puede apreciarse una funcionalidad común de este tipo de manifestación sociocultural que atraviesa todos los períodos históricos. En definitiva, esto implicó constituirse en portavoz de expectativas reivindicatorias de los sectores sociales más desposeídos.

Por otra parte, cabe destacar que su proceso evolutivo hasta sus formas actuales de representación, se relaciona en forma directa con las características del contexto sociohistórico, los textos de sus canciones y/o recitados refieren ineludiblemente a situaciones previamente conocidas por el espectador a través de otros medios. Asimismo, sus rasgos más notorios son la sátira de los acontecimientos sociales y políticos, un modo específico de representación.

"La categoría Murgas es conceptualmente un natural medio de comunicación, trasmite la canción del barrio, recoge la poesía de la calle, canta los pensamientos del asfalto. Es una forma expresiva que trasunta el lenguaje popular, con una veta de rebeldía y romanticismo.

La Murga, esencia del sentir ciudadano, conforma una verdadera autocaricatura de la sociedad, por donde desfilan identificados y reconocidos, los acontecimientos salientes de la misma, lo que la gente ve, oye, y dice, tomados en chanza y en su aspecto insólito, jocoso y sin concesiones, y si la situación lo requiere, mostrará la dureza conceptual de su crítica, que es su verdadera esencia. el contexto del libreto, así como la crítica social tendrán un nítido sentido del ingenio, picardía y autenticidad. La veta de protesta punzante, irónica, aguda, mordaz, inteligente y comunicativa, es la estructura y a esencia de la murga....

Distingue a La Murga la mímica, la pantomima, la vivacidad, el movimiento, el contraste, la informalidad escénica y lo grotesco...
Sus textos estarán apoyados por música popularmente conocida o inédita, teniendo la posibilidad de realizar su propia música si así lo quisiera."
[3]
.

Sin, dudas se trata de una manifestación contrahegemónica en la medida en que da cuenta de diferentes tipos de apropiaciones sobre el significado y las vivencias que rodean a los practicantes de la murga. También, en la medida en que da cuenta discursivamente de aspectos que la posición hegemónica no reconoce como producto de su accionar sobre los subordinados.

Asimismo, para enriquecer el análisis sería interesante incluir a Ton Salman cuando plantea que “las expresiones y prácticas culturales ‑también fuera del campo de las organizaciones y movimientos sociales‑ no son apolíticas, sino que revelan posiciones y convicciones, rechazos y adherencias que tienen un significado político, aún cuando esta intención pareciera estar ausente”[4]. Pensar en esta perspectiva la murga implica entender que no se trata de una manifestación ingenua de los sentidos que acarrea tal manifestación, sino que encierra una serie de significados y elecciones que dan cuenta de la forma en que se distingue un grupo social dado respecto de otro.

En tanto, sería pertinente pensar qué significa identidad y por qué es tan importante manifestarla a través de las prácticas como en este caso la murga. En este sentido, es útil el trabajo de Gilberto Giménez[5] sobre identidades sociales.

Giménez entiende que la noción de identidad es retomada por las ciencias sociales en función de analizar movimientos sociales con fuertes lazos grupales e identidades compartidas y que a su vez sirven para cuestionar una relación de dominación o reivindicar su autonomía. De esta forma, nos dice que este tipo de fenómenos hicieron imprescindible de la teorización sobre identidades para explicar movimientos sociales y manifestaciones contrahegemónicas.

En un principio, el autor parte de concebir a “la identidad como elemento de una teoría de la cultura distintivamente internalizada como “habitus” (Bourdieu, 1979, pp. 3-6) o como “representaciones sociales” (Abric, 1994, p. 16) por los actores sociales, sean estos individuales o colectivos. De este modo, la identidad no sería más que el lado subjetivo de la cultura considerada bajo el ángulo de su función distintiva”[6]. De esta forma el autor plantea a la identidad como distinguibilidad. Es decir, como la forma de dar cuenta de las propias representaciones -y estructuras estructuradas estructurantes que gobiernan nuestro accionar- en función de las diferencias con los demás sujetos o grupos sociales, como la forma de diferenciarse con el otro por lo que no soy en relación a ese otro u otros.

Por otra parte, el autor cita a Alberto Melucci[7], que elabora una tipología elemental que distingue analíticamente cuatro posibles configuraciones identitarias: identidades segregadas, heterodirigidas, etiquetadas y desviantes. Las identidades segregadas corresponden a situaciones en las que el actor se identifica y afirma su diferencia independientemente de todo reconocimiento por parte de otros. En el caso de las identidades heterodirigidas, se dan cuando el actor es identificado y reconocido como diferente por los demás, pero él mismo posee una débil capacidad de reconocimiento autónomo. En cuanto a las identidades etiquetadas, se dice que actor se autoidentifica en forma autónoma, aunque su diversidad ha sido fijada por otros. Entre tanto, las identidades desviantes, corresponden a aquelllas en cuyo caso existe una adhesión completa a las normas y modelos de comportamiento que proceden de afuera, de los demás; pero la imposibilidad de ponerlas en práctica nos induce a rechazarlos mediante la exasperación de nuestra diversidad.

En este sentido, considerando a la murga como una manifestación artística y sociocultural que representa a grupos sociales contrahegemónicos, me parece que el tipo de identidad que aparece más fuertemente se relaciona con la idea de identidades segregadas ya que ellos se reconocen como grupo y con eso alcanza, ya que se comparte una misma visión del mundo, una serie de vivencias que los distinguen de otros grupos sociales o colectivos. De esta forma, también es importante rescatar la idea de que la murga y los sujetos que participan en ella se identifican en ella y se distinguen del resto de los grupos sociales respecto de la forma en que viven, en la que se visten y que llevan a cabo sus prácticas cotidianas, entre otras.

En esta perspectiva de reconocimiento e identificación con el universo de prácticas que rodean a la murga, sería interesante indagar sobre qué miradas del mundo aparecen en este fenómeno sociocultural. De esta manera es preciso indagar sobre la forma en que se verbaliza ese universo de significaciones que rodea a la murga, a las lecturas que se hacen de ella y las lecturas que la murga hace de las demás lecturas.

En este sentido, para analizar la cuestión del universo vocabular resulta imprescindible citar a Paulo Freire con su trabajo “La importancia del acto de leer”[8] y a Jorge Huergo con el trabajo sobre “El reconocimiento del universo vocabular y la prealimentación de las acciones estratégicas”[9].

Por su parte Freire entiende que “la lectura de la palabra no es sólo precedida por la lectura del mundo sino por cierta forma de ‘escribirlo’ o de ‘reescribirlo’, es decir de transformarlo a través de nuestra práctica conciente. (...) La lectura crítica de la realidad puede constituirse en un instrumento para una acción contrahegemónica”.[10]

Entre tanto, ambos autores coinciden en que es a través de la verbalización que se hace visible las miradas y lecturas del mundo. Esta verbalización da cuenta de los atravesamientos del propio sujeto en función de sus prácticas, su identidad, su paso por diferentes instituciones y las interpretaciones subjetivas que se hacen en este sentido, no sólo por parte de él mismo sino también aquellas lecturas que hacen los otros sobre él.

Desde esta mirada, es posible retomar a la idea de que las lecturas en la murga están íntimamente relacionadas con el contexto socio histórico en el que se dan, esto incluye también a los atravesamientos propios del grupo social en el que se da, también en la relación con otros grupos y/o actores sociales. De esta manera, es posible decir que la murga en sus manifestaciones contrahegemónicas se manifiesta en contra de lo impuesto o propuesto y leído por el poder hegemónico. Es decir, hay una lectura crítica del mundo hegemónico en el que las desigualdades son patentes y afectan indiscutiblemente a los diferentes sectores sociales y una relectura de las propias convicciones y condiciones de vida en relación a ellas.

Como vemos, la murga es mucho más que ruido, baile y atuendos coloridos. Es una manifestación sociocultural contrahegemónica en la que tienen lugar la identificación como distinguibilidad respecto de otros colectivos sociales, donde hay diversas lecturas del mundo que buscan hablar de las miradas hegemónicas del mundo y donde existe un espacio de expresión para decir aquello que nos cuesta verbalizar…






[1] García Canclini, Néstor. Cursos y Conferencias. 3° Conferencia: Cómo se forman las culturas populares: la desigualdad en la producción y en el consumo.

[2] Huergo, Jorge. Espacios discursivos. Lo educativo, las culturas y lo político.

[3] Definición de Murga en www.terra.com.ar/especiales/carnaval2001/categorias.shtml - 43k

[4] Salman, Ton. Organizaciones sociales, cambios y cultura popular

[5] Giménez, Gilberto. Para una teoría de las identidades sociales. En Revista Frontera Norte, Volumen 9, No. 18, 1997

[6] Giménez, Gilberto. Para una teoría de las identidades sociales. En Revista Frontera Norte, Volumen 9, No. 18, 1997

[7] Alberto Melucci en Giménez, Gilberto. Para una teoría de las identidades sociales. En Revista Frontera Norte, Volumen 9, No. 18, 1997

[8] Freire, Paulo. La importancia del acto de leer. La importancia de leer y el proceso de liberación

[9] Huergo, Jorge. El reconocimiento del universo vocabular y la prealimentación de las acciones estratégicas.

[10] Freire, Paulo. La importancia del acto de leer. La importancia de leer y el proceso de liberación